En 1993 un grupo de profesionales del Cuerpo de Bomberos del Ayuntamiento de Valencia solicitó en donación al consistorio valenciano un coche bomba Magirus del año 1957, que iba destinado al desguace.

Este colectivo adecuó y reparó, con gran ilusión y esfuerzo, el Magirus para que viviera su última gran aventura solidaria: recorrer la inmensidad del desierto subsahariano para visitar a sus homólogos de Burkina Faso, cargado de alimentos, medicinas, material educativo y, por supuesto, conocer la realidad de los Parques de Bomberos de la región del Sahel.

Esta primera experiencia superó todas las expectativas previstas. El Magirus no sólo había cumplido su tarea de transportar esperanza por todo el desierto del África Subsahariana, sino que kilómetro tras kilómetro permitió que este colectivo de bomberos valencianos abrieran los ojos a una nueva realidad: la necesidad de proyectar su solidaridad más allá de los límites de su acción profesional. Así pues, para que este viaje no fuera simplemente un hecho aislado, nació la Organización No Gubernamental BOMBEROS SIN FRONTERAS, y el Magirus se convirtió en su emblema.