Buenas Intenciones

Por Jaime Núñez

Mayo, 2006

Si bien para el control de incendios se necesitan buenas intenciones y ganas de hacer las cosas que correspondan, aquellas predisposiciones no bastarán si no se tienen los conocimientos técnicos adecuados.

Constantemente sabemos por nuestro trabajo, noticieros, amigos, etc de grandes incendios en establecimientos industriales y/o comerciales que ocurren en nuestro país, incendios que las respectivas autoridades de cada Cuerpo de Bomberos considera “controlado” luego de 4, 5, 6 o mas horas de lanzarle agua.

Al analizar un poco mas lo que en la inmensa mayoría de esos casos se llama incendio controlado, es fácil darse cuenta que lo que en realidad ocurrió, es que el incendio se apagó sólo, es decir, ardió durante tanto rato y con tal intensidad, que simplemente se quedó sin combustible.

Fif 1. ¿Qué utilidad o  efecto tendrá un chorro de este tamaño en un incendio de esa magnitud?, ¿Hay mejores formas de aprovechar el agua disponible?, ¿es práctico mojar una pared para apagar un incendio?.

Normalmente un incendio, del tamaño que sea, quedará bajo control en treinta a sesenta segundos (si, segundos, no minutos ni horas), si se le envía el caudal adecuado. Existen muchas fórmulas para calcular caudales que consideran distintas variables, siendo las principales: el tipo de estructura, tamaño y contenidos.

Un ejemplo fantasioso, pero útil para comprender lo afirmado en el párrafo anterior, es imaginar un incendio en una barraca llena de madera y que de pronto, una mano gigante la toma y la sumerge durante 5 (cinco) segundos en un lago cercano, ¿qué pasó en cinco segundos de inmersión en el agua?.....correcto, se terminó el incendio.

Lo mas simple para llegar a un caudal adecuado es considerar un caudal de 10 litros por metro cuadrado por cada piso (10 lpm x m2) cuando la estructura está ventilada o autoventilada, es decir fuego saliendo por ventanas, techumbre parcial o totalmente caída, etc.

En el caso de un incendio que abarque un área de 30x30 m es decir 900 m2, se necesitará un caudal de 9.000 lpm. Ante este número medianamente elevado de lpm, muchos se preguntarán de donde se sacará el agua para mantener aquel caudal, pues bien, la respuesta es simple ¡de los mismos carros!.

Un carro bomba con su bomba en normal estado debiera entregar 2.000 lpm con solo su bajada de estanque. ¿Sabemos qué caudal entrega nuestro carro sólo con el estanque?. Esta podría ser una tarea para la casa.

Bueno, continuando con el ejemplo, se necesitarán 5 carros trabajando con algún nivel de coordinación, para mantener durante 30 a 60 segundos los 9.000 lpm necesarios para controlar el incendio.

Fig 2. Monitor trabajando a 2.000 lpm, equipo ideal para enviar altos caudales.

Incendios “Simples”

Aclaremos que ningún incendio es simple, pero hay algunos más complicados que otros. En el caso de los incendios en casas habitación, también muchas veces se aprecian chorros de caudal insuficiente (Fig 3) resultando la casa consumida totalmente por el siniestro. En estos incendios muchas veces bastaría con el caudal de un solo carro bomba, para poner rápidamente el incendio bajo control.

Fig 3. ¿Podemos culpar a los grifos? ¿qué habría ocurrido con un pitón de 250 gpm.

La causa mas común de lo anterior, es la utilización de pitones de bajo caudal y/o mal alimentados. Si normalmente los pitones neblineros deben ser alimentados a 100 psi o 7 bares, veremos que si por ejemplo uno de 125 gpm es alimentado con aquella presión o menos en el carro, la situación empeorará (si es posible) ya que se agregará la pérdida por roce de la línea respectiva.

En general no se debiera usar líneas de 38 mm para incendios estructurales, ya que si bien tienen buena movilidad, no permiten en caso de necesidad enviar un alto caudal. En EEUU desde hace unos 30 años esas tiras son consideradas obsoletas y han sido reemplazadas por tiras de 1-3/4” (45 mm), las que a un costo y movilidad similares entregan caudales más elevados (hasta 800 lpm, 220 gpm).

En muchas compañías descansan juntando polvo pitones de 2-1/2” del tipo Turbojet o parecidos de otras marcas, que permiten seleccionar caudales de entre 125 a 250 gpm. Estos pitones equipados con copla Storz de 50 mm, son una excelente alternativa en términos de simplicidad operacional, es decir un solo pitón para distintos tamaños de incendio, 125 gpm para incendios pequeños, 170-200 gpm para medianos y 250 gpm para incendios mayores. Con un traspaso de 50/70 quedan rápidamente convertidos para armadas largas que alimenten al pitón en la selección más alta de caudal, 250 gpm.

Como se puede apreciar, muchas veces basta con aprovechar lo que se tiene, sin tener que realizar grandes gastos en adquisición de material nuevo y que tal vez, no sea tan versátil como el que ya se tiene.

En el caso de este subtítulo, un incendio de una casa habitación que esté relativamente avanzado a nuestra llegada, puede ser fácil y rápidamente controlado, si se le ataca con un pitón de 250 gpm directamente con el estanque del carro. Si damos prioridad a esto, en vez de buscar grifo, tendremos una autonomía de tres minutos para reposicionar el pitón y enviar otra descarga hacia algún lugar que no hallamos alcanzado inicialmente.

Para el momento en que estemos sin agua, ya habrán llegado otros carros con sus estanques llenos, los que rematarán lo que haya quedado escondido.

La de abajo es mi secuencia favorita de ataque a un incendio estructural habitacional, sólo tres bomberos incluyendo al maquinista, pitón a 250 gpm y casualmente, línea de 2” (50mm). En la primera foto se aprecia el tamaño de incendio y una brisa que aviva el fuego, en la segunda el efecto inmediato de un chorro directo penetrando a través del fuego y mojando lo que realmente está ardiendo, en la última se ve recién al maquinista conectando el grifo y vapor saliendo por todos lados.

El tiempo entre la primera y tercera foto es de un minuto, ataque inicial sólo con el es-tanque del carro. Este es el resultado de bomberos bien entrenados, utilizando sus equipos en su mejor rendimiento.

Liderazgo del oficial de bombero.

La capacidad de liderazgo de quien esta a cargo de la atención de una emergencia es de vital importancia para enfrentarla, entre ellas, tomar las decisiones correctas y lograr que el grupo humano que dirige confíe plenamente en sus decisiones, de manera que no se produzcan ruidos en la comunicación que entorpezca el buen desempeño en la emergencia.

La esencia fundamental de un buen liderazgo, según Clausewitz, es la capacidad de un individuo de analizar adecuadamente una situación y luego aplicar la acción correcta mediante la toma de decisiones rápidas, sin vacilaciones y asegurándose que estas decisiones se ejecuten adecuadamente.

El factor humano, dentro del contexto de una institución como la nuestra, en donde todo el personal debe ser guiado en su esfuerzo y accionar de tal modo de lograr el objetivo final. Esto no se puede obtener sin la presencia de líderes reales, capaces y seguros, que conduzcan al resto del personal hacia el óptimo cumplimiento de cada misión.

El presente artículo es un análisis de lo que el subordinado espera de un líder, del comportamiento que debe demostrar y la forma en que obtendrá su confianza; y los rasgos de personalidad que debe desarrollar, con el fin de mejorar su mejor desempeño como tal, y lograr lo mejor del potencial humano con que cuenta.

Lo que los subordinados esperan de un líder

¿Qué esperan de un líder sus subordinados? Es una pregunta que nos hace examinar el mando a cualquier nivel en una institución. Frecuentemente, pensamos en términos de cómo percibimos nuestras propias capacidades como oficiales y tratamos de vincularnos con distintos principios o filosofías de mando. Desde luego, los principios de mando tienen su lugar.

Conducir a un grupo de personas subordinadas en actos de servicio exige algo más que manejar hombres y mujeres, dinero y materiales. La responsabilidad de un líder, se traduce en la obligación de lograr la misión de la unidad, ganando al mismo tiempo el apoyo voluntario de los subordinados, muchas veces bajo circunstancias que amenazan la vida misma.

Uno puede aprender todo lo posible sobre liderazgo mientras lo práctica día tras día. A uno se le enseña a esforzarse para lograr la excelencia; y si no estamos tratando constantemente de mejorar lo que puede ser mejorado, uno no es realmente un profesional.

1 Volvemos nuevamente a:
¿Qué esperan los subordinados de su líder?

En breve, esperan que desempeñe muy bien su trabajo, que posea un alto sentido del deber y que sea valiente. A todos no gusta asociarnos con ganadores.

El subordinado no es distinto; quiere que su líder sea mejor de todos los líderes. Quiere sentirse orgulloso del hecho que su comandante (Oficial a cargo) es de primera categoría.

Si uno va a dirigir en forma eficiente, tiene que conocer su trabajo. Sin embargo, muchos presumen que todo lo saben, que no hay necesidad de tomar los libros, estudiarlos una y otra vez para describir un nuevo sentido o, más aún, para entender con mayor claridad un principio o cuestión doctrinaria.

Una característica que los subalternos quieren ver en sus líderes, es su sentido del deber. Ellos saben que uno como oficial tiene la autoridad debida a su posición; pero lo que quieren es que asuma la responsabilidad correspondiente y que lo demuestre.

Mostrar la actitud de que "cuando esta a cargo, lo está", es lo que quieren ver los subordinados. Su respeto y admiración provienen de saber que su líder es sabio, que llega a controlar cualquier situación, y les proporciona un sentido de confianza mediante la guía y dirección que ellos reciben.

El Bombero espera que se le diga lo que debe hacer. El oficial que no responde y deroga su responsabilidad es ineficiente, por lo cual no puede ejercer un liderazgo.

Los oficiales también incurren bajo su sentido de deber, en la obligación de establecer y mantener normas. Para algunos oficiales este es uno de los aspectos del mando más difícil de comprender y practicar.

El subordinado quiere tener un jefe; quiere saber la forma correcta de hacer algo, quiere saber para qué se esfuerza; desea y necesita seguir un ejemplo. Esto es una gran responsabilidad para los que ocupan posiciones de liderazgo.

Deben claramente establecer las normas; y explicárselas a los subalternos; exigir el cumplimiento de dichas normas.
Las normas son importantes en el desarrollo de una institución jerarquizada y disciplinada.

Los líderes establecen esas normas, viven de acuerdo con ellas, y obligan a otros a cumplirlas. La primera vez que un líder deja de corregir a un subordinado o subalterno que no ha cumplido las instrucciones, establece una nueva norma para la unidad.

Comportamiento de un líder

La influencia principal en la cohesión de la unidad radica en el comportamiento del líder. Las unidades en las cuales el comportamiento de los oficiales es de líderes y demuestran que estiman a su gente y expresan interés en su bienestar, reciben un alto grado de adhesión y cohesión.

En lo inverso, las unidades con líderes que se interesan relativamente poco en su gente, reciben una muy baja cohesión en su unidad. Un líder carente de interés fácilmente causa grandes problemas a su unidad.

2 Ninguno admite no tener sentimientos o interés hacia sus subordinados. Todos los líderes dicen que saben lo importante que es preocuparse de su gente.

No tenemos ninguna razón para dudar de su sinceridad, ellos realmente creen que tienen un profundo sentido de preocupación por sus subordinados.

Desafortunadamente, a veces se piensa que las buenas intenciones y profundos sentimientos personales son suficientes y son obvios para los otros integrantes de la unidad, pero muchas veces estas buenas intenciones y preocupaciones no son suficientes ni obvias; gran parte de tiempo las percepciones de los subalternos en la unidad son contrarias a lo que dice y siente el líder.

Confianza

El rango y la posición de un oficial, es conferido desde arriba o por votación popular, pero el liderazgo que pueda ejercer, se confirma desde abajo.

Su selección como líder dentro de una unidad es evidencia de que la institución le tiene confianza, pero éste es un voto fácil. En actos de servicio cada orden será sometida a un silencioso voto de confianza, lo mismo es válido en el entrenamiento, pero se demora más en obtener resultados.

El que se debe ganar es el segundo, el más difícil y realmente importante voto de confianza de los subordinados. Un líder por lo general, no quiere ser popular, sólo respetado; pero con mucha frecuencia confunde el respeto con el miedo. Muchas veces parece estar inseguro de su autoridad y temeroso de que no será respetado; por eso, hace todo lo posible por demostrar a los demás quién está a cargo.

Especialmente en emergencias, pero también durante el entrenamiento, se depende totalmente de los subordinados. Un líder puede llegar a un nivel de éxito solamente si está preparado para esforzarse en igual forma y ser parte del mismo equipo que su personal y dirigirlos con el consentimiento de ellos, por que tienen confianza y creen en su líder.

Las comunicaciones siempre son problemáticas en las unidades. Uno escucha lo que quiere oír y nunca puede saber lo suficiente. Pocos son los líderes que saben cómo hablar con su personal.

Una forma clara y convincente de determinar el grado de confianza existente entre el líder y los subalternos es por medio de simples preguntas que en algunos casos ponen nerviosos y empiezan a mirar furtivamente hacia los lados, o cuando refunfuñan porque el oficial está interviniendo en "algo en que no le corresponde", entonces, sabrá que todavía no ha logrado establecer suficiente confianza para oír la verdad y como líder aún dista mucho por conseguir el liderazgo; en cambio, cuando los subalternos, vienen a convencerlo de que vaya a visitar su dependencia, su unidad o compañía para ver la última innovación o aún para plantear preguntas más difíciles, se ha logrado una condición de liderazgo.

La calidad de las reacciones que recibe el líder, depende completamente del líder.


3 Rasgos personales del oficial
Valor, Firmeza, Confiabilidad, Paciencia, Entusiasmo, Iniciativa Integridad, Juicio, Justicia, Conocimiento, Lealtad, Tacto y Abnegación son los rasgos que describen generalmente a un líder.

Todas estas cualidades son características de personalidades que distinguen y varían en cada individuo. La posesión de estas cualidades puede ayudar a ganar la cooperación, respeto, obediencia y confianza de los subordinados, pero su posición sola no le asegura a una persona ser un líder.

El individuo tiene que poseer la motivación y deseo de ser un líder.
Se debe estar consciente de su propia identidad, poseer un conocimiento bien definido y firme de quién es él, qué desea y cómo lograrlo, su motivación es proporcional a la imagen que él percibe de si mismo.

Si él se ve como un ser inútil, su motivación será mínima; mientras que si se ve razonablemente airoso y ve que su arduo esfuerzo es recompensado, aumenta su motivación. Debe mantener el control sobre sí mismo y sus reacciones, actuar con la intención de llegar hasta el fondo de cada cosa que planifica, que ejecuta, que controla.

Buscar los fundamentos y la lógica en el análisis de cada situación, tanto técnica como humana. La superficialidad vulnera los principios, la ética y la justicia; conduce a errores y al peligro. La profundidad fomenta y desarrolla la responsabilidad individual y del equipo que conforma, debe ser capaz para actuar en el momento apropiado, con rapidez y en la justa medida.

Tener capacidad de emitir juicios y exigir a cada subordinado de acuerdo a su habilidad, lo que involucre capacidad de observación, una inteligencia adecuada y experiencia sobre lo que se juzga. Desarrollar un intelecto apropiado para balancear las emociones intensas ayuda a los juicios críticos.

El tomar su conocimiento y experiencias en acción debe desarrollar un intelecto que, hasta en los peores momentos, provea de un rayo de luz que lo conduzca hacia la verdad.
Estar siempre en una actitud activa y analítica ante el accionar de los subordinados, para resaltar lo bueno y corregir errores.

Las actitudes pasivas generan desganos y desmotivación, por desorientación.
La autoridad moral que posea un líder es fundamental en su accionar como tal. Un estado físico y psíquico deseable, lo poseerá si cultiva los conceptos mencionados en este artículo.

Gentileza A.N.B.
Marco A. Rebolledo Montoya
Instructor A.N.B.
Cuerpo de Bomberos de San Bernardo

Mujer bombera.

A lo largo del país son decenas las mujeres que ocupan lugares de privilegio en las diversas compañías de bomberos. Ellas desde 1998, son reconocidas como parte fundamental de la institución, aunque su historia data de mucho antes. De hecho, en Curacautín vive la bombera más antigua de Chile, con 90 años de edad y que por medio siglo participó activamente en su compañía. De Contulmo es la primera bombera mártir de Chile, Constanza Cid, que murió cuando acudía a una emergencia que resultó ser falsa.

Ser bombero.

 Cuando preguntamos a un niño lo que quiere hacer cuando será grande, una gran mayoría de los chicos responden: ¡ quiero ser bombero! Sin embargo, ¿cuántos realmente realizaron su sueño? . El 2010, la cantidad de bomberos miembros del Heroico Cuerpo de Bomberos debería duplicarse.

¿Y que es un bombero, cuáles son sus responsabilidades? Primero, el trabajo de un bombero tiene varias caras. El bombero no está solamente solicitado para apagar incendios, pero también se implica en la inspección de edificios, en el trabajo como ambulancia, trabaja de electricista o de carpintero, etc. Que sea para ayudar a un gato que subió en un árbol, rescatar a niños que se cayeron en un pozo, el manejo de desastres naturales, accidentes de carros o incendios forestales, el bombero tiene que estar dispuesto a ayudar la gente en peligro. Para ser un buen bombero, se necesita un individuo dinámico, polivalente y valiente. Además, que sea hombre o mujer, el bombero tiene que tener una buena condición y fuerza física, ser intuitivo y saber reaccionar en situación de emergencia.

El traje de bombero es esencial a la seguridad de los trabajadores y les permite evitar las quemaduras por el humo y el fuego. Todos los trajes de bombero son fabricados a partir de una tela especial que no se derrite en el fuego y casi no deja el calor incomodar a los soldados del fuego.

Definitivamente, ser bombero es un trabajo difícil, pero indispensable; cada año, salvan la vida de miles de personas y gracias a ellos, dormimos más tranquilos en la noche.

 


Funeral Nocturno.

En Valparaíso, así como en otras ciudades de Chile, los funerales de Bomberos se realizan de noche, siempre y cuando la familia del difunto esté de acuerdo. Esta tradición nace en el siglo XIX, cuando en un periodo de cierta inestabilidad política, la autoridad de turno impuso el toque de queda y la prohibición de reuniones públicas.

Esta situación, coincidió con el fallecimiento del joven voluntario de la Tercera Compañía, don Domingo Espiñeira. Sus compañeros tercerinos querían despedirse de su amigo como correspondía, sin embargo las medidas especiales no lo permitían. Por tal motivo, en forma oculta y teniendo a la oscuridad de la noche como cómplice, los tercerinos acompañaron a Espiñeira al cementerio, alumbrándose el camino con antorchas y faroles.

La fecha: 12 de abril de 1859.

Actualmente, esta tradición se mantiene viva en nuestra Institución. Al caer la noche, forma el Cuerpo de Bomberos en las cercanías de la Compañía doliente e inicia el camino hacia el cementerio. Sus voluntarios, así como en 1859, llevan antorchas como póstumo homenaje y como portadores de una tradición que jamás morirá.

Bautizo Bomberil.

 Año tras año, las compañías de bomberos efectúan los bautizos de los voluntarios que se incorporan al servicio bomberil. El bautizo consiste en una competencia de chorros cruzados entre los bautizados, quienes junto a sus respectivos padrinos se enfrentan en un ambiente de camaradería y alegría.

Generalmente el bautizo termina cuando una de las parejas ya no puede dar dirección a sus chorro o cuando uno de los integrantes pierde su casco por acción del chorro contrario.

Estas ceremonias se realizan generalmente en fechas relacionadas con los aniversarios de las compañías. Esta tradición es tan antigua como el mismo Cuerpo de Bomberos, cuando la Institución tuvo en sí su propio bautizo. Ocurrió un 8 de julio de 1851, pocos días después de fundada la Institución, cuando se acudió a la primera emergencia. Se trataba de un incendio en el vapor Perú, el cual había encallado durante un violento temporal. Los flamantes voluntarios se dirigieron al lugar de la emergencia y, bajo la inclemencia de las olas y de la lluvia, realizaron su labor de extinción del fuego como también el salvamento de tripulantes y carga. Nuestros primeros voluntarios tuvieron su primera emergencia bajo el agua del mar y de la lluvia, de ahí nuestro bautizo bomberil.

Juan Berrocal Astudillo.

      administrador.

jonbercal@hotmail.com

      Iquique-chile.